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Escribir debe ser algo que te guste hacer.
Algo que disfrutes.
Algo que te permita expresar todo lo que a veces la voz no es capaz de pronunciar.

Pero tal vez en más de una ocasión te haz preguntado sobre que escribir.
Las ideas no fluyen.
No parece haber tema interesante.
Terminas por frustrarte y dejas tus ganas de escribir para otro día en el que te sientas más "inspirado".
¿Sobre que escribir?

Escribe sobre una serie nueva.
Escribe tu opinión sobre un acontecimiento actual.
Escribe sobre tu día.
Lo que te gusta.
Lo que te disgusta.
Escribe sobre el futuro.
Escribe sobre el ayer.
Escribe lo que te gustaría realizar en 5 años.
Escribe sobre tus temores.
Escribe sobre tus pasiones.
Escribe una carta a alguien con cosas que siempre le quisiste decir y nunca te atreviste.
Escribe una historia contigo como protagonista.
Escribe un cuento de terror.
Escribe una carta a tu yo de hace 10 años.
Escribe el guion de una película que te encantaría ver.
Escribe sobre tu familia.
Escribe sobre tu mascota.
Escribe tus ideas.
Escribe para un destinatario imaginario.
Escribe para ti.
Escribe para ordenar tus pensamientos.
Escribe sobre las estrellas.
Escribe tus sueños.
Escribe tus pesadillas.

Escribe, escribe, escribe.

Siempre habrá alguien dispuesto a leerte.
Pero nunca dejes de escribir.

-Kari Rodríguez


Yo pensaba que era alguien arriesgada. Alguien que se atrevía a desafiar lo que las personas esperan que sea de alguna u otra manera.

Yo pensaba que no le temía a los cambios, que les hacia frente con una sonrisa en mi rostro mirando burlona los retos que las nuevas situaciones me enfrentaban.

Yo creía que contaba con una especie de inmunidad divina. 
Que las desgracias se mantendrían muy lejos de mi vida o la de mi familia.

Yo pensaba que estaba preparada para todo. Que las situaciones de riesgo eran otro simulacro cualquiera.

Yo pensaba que jamas iba a crecer. Que los adultos envejecían poco a poco mientras yo continuaba inmóvil a través de los años.

Ahora que lo pienso, yo estaba equivocada.

No es malo, solo es complicado.
Es darse cuenta que no eres todo lo que creías ser.
Duele darse cuenta de un momento a otro que tienes mas debilidades de las que te gustaría reconocer.
Que quizás eres mas vulnerable de lo que pensabas.
Que no todo es tan fácil como imaginabas.

Hay que cambiar las ideas, re-direccionar los esfuerzos y tal vez con el tiempo, nos podremos dar cuenta que eso que creíamos no era mas que nuestro deseo infantil de superación.




www.crealoo.com

¿Que es una libreta de ideas?

Una libreta de ideas es un cuaderno que llevas contigo para anotar cualquier pensamiento que consideres importante.
Puede ser una fecha, un lugar, una frase que escuchaste por ahí, un dialogo, una característica en alguien que te agrade para desarrollar en alguna historia, o cualquier cosa que se te ocurra.

La verdad para tener una libreta de ideas no se necesita invertir mucho.
Puede ser un diario pequeño que cargues en tu bolso o mochila, o una vieja libreta que aún tenga hojas en blanco para dar rienda a tus pensamientos.

¿De que sirve tener una libreta de ideas cuando mi teléfono tiene la aplicación de notas?

Aunque es verdad que la tecnología nos permite acceder a aplicaciones que fácilmente ahorran el esfuerzo físico de llevar todo el día un cuaderno para los momentos de inesperada inspiración, la verdad es que la sensación de plasmar tus ideas en papel ayuda a desarrollar un poco mejor tus pensamientos.

¿Como debo organizar mi libreta de ideas?

Lo mejor de una libreta de ideas proviene de la decisión de cada uno sobre la manera de llenar las hojas en blanco.
Muchas personas únicamente escriben en prosa, respetando el estilo y omitiendo detalles gráficos o dibujos que resultan estorbosos para sus letras emergentes.
Otras llenan las hojas con diagramas, gráficas y dibujos acerca de lo que les viene a la mente.
Tu puedes organizarla de la manera que quieras, recuerda que no se trata de un cuaderno parecido a una materia de la escuela y no tienes que seguir lineamientos establecidos. Se trata de dejar fluir la imaginación.

¿Cual es la finalidad de cargar con una libreta de ideas todo el tiempo?

Lo mejor de tener tu propio cuaderno es la creatividad que desarrollas en cada una de sus paginas.
La inspiración es muy traviesa, siempre aparece en los momentos menos esperados y cuando la buscas, le da por jugar a las escondidas. Con una libreta siempre a la mano, la inspiración te visita mas a menudo (o se te pierde menos). Siempre estas preparado/a para su llegada.


Ahora que ya lo sabes, no lo dudes más.
Comienza ahora mismo a anotar cada detalle que tu consideres importante.
Con el paso del tiempo descubrirás lo interesante que resulta conocerte un poco mejor a ti mismo y la cantidad de ideas que tienes a lo largo del día.

No dudes en compartir aquí todos tus comentarios, experiencias y opiniones sobre la aventura que representa ser el orgulloso dueño de una libreta de inspiración, como me gusta llamarle.

Un saludo y gracias por leer 





*Imagen obtenida de: www.crealoo.com


Muy pocas veces me siento a checar mis textos que yacen amontonados bajo pilas enormes de papeles.

La verdad es que siento pena. Pena de encontrarme con la persona que escribió eso hace unos meses, días, años o apenas 48 horas antes. Claro, fui yo, pero de alguna manera no siento como mías esa palabras. Siento como si le pertenecieran a alguien mas.
Revivir emociones, sentimientos, problemas y muchas otras alegrías.
Soy yo, pero ahora soy una persona diferente.

¿Y no es eso cierto?
No soy la misma persona que hace 5 o 10 años atrás.
Muchas de mis células murieron para dar paso a otras nuevas.
Mis ideas se transformaron para dar vida a nuevas maneras de pensar y ver el mundo.
A diario me transformo, por un desesperado intento de adaptarme o morir (metafóricamente hablando, claro).

Ni siquiera quienes me rodean son las mismas personas.
Son distintos, pero sin dejar de ser ellos.
Tal vez lo único que nos queda es la esencia de nuestro ser.
La manera especial en como resolvemos las situaciones, como reaccionamos, como nos anticipamos a los resultados.

Nos quedan las experiencias, los recuerdos y los aprendizajes.

Por eso no acostumbro sentarme a revisar mis escritos anteriores, porque me pongo a filosofar sobre quien era (o soy) yo... e inevitablemente tengo la necesidad de corregir todos los errores que en su momento pasaron desapercibidos para mi cerebro. Sic.




Me encuentro aturdida, algo me incomoda. Ya tenía muchos días sin que tuviera la oportunidad de teclear mis problemas. "Tal vez ese sea el motivo de mi malestar" me digo a mi misma, en un absurdo intento por justificar lo injustificable.

Estoy molesta; por todo y por nada. Porque hay un detonante que me incomoda y eso es que me censuren.

No me digas que no hable sobre un tema en específico.
No me pidas que me guarde mi opinión cuando sabes bien que es contraria a la que tú tienes.
No me digas que debo pensar.
No me digas que debo decir.
No me controles.
No controles que es lo que debo decir para no incomodarte, solo porque tú consideras que mis creencias son incorrectas.
No intentes callarme.
No intentes censurarme.

Cuando me dices eso, tengo la necesidad de hablar aún más fuerte. De que un mayor número de personas escuchen lo que quiero decir.

De rebelarme, de llevarte la contraria.

No solo soy yo; allá afuera hay muchos otros que como yo, únicamente buscan expresar su descontento, sus ideas, sus opiniones ante aquello que consideran importante.
No nos calles, porque hablaremos más fuerte.

Y así seguiremos, hasta que llegue el día en que todos seamos capaces de escuchar al prójimo y respetar sus ideas, sin que nadie nos diga: "no puedes decir lo que piensas porque es incorrecto."



Me ataco lo que se llama vanidad, ese  monstruo horrible que ataca a las personas que nos auto-proclamamos escritores y vamos por el mundo intentando convencer a los demás mortales de que se nos reconozca como a uno de los grandes de la literatura contemporánea. (Ja)

Es extraño, pero así fue. Comenzó de una manera sencilla, creando una página en Facebook con mi nombre y en el espacio donde te pide que describas de qué trata la página (artista, músico, cantante, etc.) Yo puse "escritor".

Me sentí grande, poderosa. Dije: "este es el primer paso para comenzar con mi vertiginosa carrera en el mundo de las letras, no hace falta más". "Soy la próxima estrella de la literatura mexicana, que digo mexicana, ¡latinoamericana!, no mejor: 'soy un futuro nobel de literatura que espera su momento de brillar´" :'D

Lo peor fue que cada palabra se instaló en mi mente, visitando esa parte de la personalidad que se cree superior a otros: el EGO.

Me convencí a mí misma de una manera tan increíble, que comencé a crear mi propia burbuja, ajena totalmente a la realidad.  Sentía que mis textos estaban al nivel de Vargas Llosa, Marques, Wilde, Saramago o Allende. (Pueden imaginar mi cara roja de vergüenza en este momento al recordar mi prepotencia °///° ) "Yo soy una escritora (que hasta ese momento no escribía mas que pequeñas historias en una desvencijada libreta que cargaba a todos lados y muy a veces en el blog) y merezco que el mundo me reconozca como tal" o al menos eso (creo) que pensaba. Patético, pero así fue.

Me preocupaba mucho la foto de perfil y de portada que mis potenciales seguidores notaran atractiva, lucir profesional ante todo (aunque el título de escritor lo llevara más que nada en el alma, no en hechos). Comencé a publicar en esa página frases motivacionales, de superación y citas de algunos de los personajes que mencione arriba. Ocasionalmente publicaba actualizaciones originales, textos "inéditos" exclusivos para los seguidores de Facebook. Contenido exclusivo para Facebook y no para mi blog. A crear imágenes con frases propias para firmarlas con mi nombre y compartirlas en un intento de que estas se volvieran virales y llegaran a más personas, para que me conocieran y me regalaran sus likes. Y comencé a caer aún más en este juego del EGO del que somos presas fáciles los pichones a escritores: el yo, yo y yo.

Ya con eso, suponía, tenía asegurado mi desarrollo y formación en el mundo de la letras.
Me sentía reconocida, importante, cuando alguna persona le daba likes a mi página, me seguía auto convenciendo de que mi "fama" como escritora estaba comenzando a regarse como pólvora en el cielo. Y sería la nueva estrella del mundo de las letras.

Ja ja y otro ja.

Más tarde que temprano, volví a la realidad.

Me di cuenta que había muchísimas personas como yo. Personas que rondaban entre los 20 y 25 años, de mi misma generacion más o menos, que también habían creado su propia página de Facebook, que también les gustaba escribir y que como yo, también se autoproclamaban (casi con mayúsculas para dar énfasis a la palabra) escritores, que con cada like a la misma, su EGO crecía tanto como el mío.
"¿Por qué tiene tantos likes? ¡Si ni escribe tan bien! Yo escribo mejor" *refunfuño*

El psicólogo Carl Jung afirmaba que aquello que nos disgusta en otros, es únicamente el reflejo de nuestra propia sombra. La proyección de aquello que nos molesta en nosotros mismos y que nos negamos a aceptar como propio.  Y de repente...¡BUUM! Ahí estaba mi respuesta.

Comencé a investigar (En lugar de ponerme a escribir) que era lo que hacían estas otras personas para tener un mayor número de likes en sus páginas con sus nombres. (Debo dejar en claro que mis "investigaciones" se concentraron en personas que rondaban mi edad y algunos mas jóvenes que yo) Para mi sorpresa, ninguno (o muy muy muy muy pocos) habían trabajado realmente sus habilidades de escritor. Casi todos hacían lo mismo que yo en un intento por parecer originales y sobre todo "profesionales".

Hacerse el interesante, guardar las apariencias todo el tiempo, publicar fragmentos de pequeños poemas para recibir elogios a nuestra capacidad literaria. Queremos fama rápido y la queremos ya. Hacer de todo menos escribir como se debe cualquier proyecto: una novela, un cuento, comprometerse en serio con un blog, con un poema, con un ensayo o con un artículo del tema que sea. Juzgar a otros solo para comparar la calidad de nuestro trabajo. Al menos eso es lo que sucede con las generaciones más jóvenes (incluyo la mía): creemos que con tener acceso a internet, y un numero alto en cuanto a seguidores en nuestras redes sociales, tenemos lo más que suficiente para ser escritores.

Y no. "Eso" queridos amigos no nos vuelve escritores en el sentido estricto de la palabra. Nos vuelve community manager de nuestra propia marca, de nuestra propia página en las redes sociales que no hace más que seguirle el jueguito al EGO buscando seguidores para que nuestro "Súper yo" se sienta apreciado e importante.

Estuve un tiempo con estas reflexiones internas, cavilando y cavilando, hasta que un día (y por casualidad) encontré el blog de Vida de escritores, un sitio que explica con gifs (en extremo cómicos, debo decir) esas situaciones que llegamos a pasar los que nos hacemos llamar escritores y los que son reconocidos como tales por otras personas.

Vida de escritores es la neta dicha con Gifs para bajarnos un poquito de las nubes y ponernos los pies en la tierra a quienes nos apasiona escribir, reírnos un poquito de nosotros mismos y de nuestro anhelo por creernos importantes cuando no hemos hecho nada para que se nos reconozca como tal. Vida de escritores es como su lema lo dice: "De la literatura o de cómo los escritores la destruyen".

La literatura ha pasado a segundo plano, lo que importa el día de hoy (o al menos como venimos entendiendo desde hace varios años el concepto de escritor) es cuantas personas te siguen en twitter, en Facebook o en cualquier otra plataforma que ayude a medir tu popularidad en cifras.

Por mi parte, olvide que el motivo de crear esa página de Facebook fue para compartir las entradas de mi blog, mi trabajo y mis textos. Hacerle promoción al pedacito de internet que yo había construido como mío y que guardaba en él, el esfuerzo de mis primeros intentos en el mundo de las letras. Me desvié del propósito central de la página y comencé a hacerme promoción sin nada que promover.

Aun me falta un millón de años para que mis textos tengan la calidad que aspiro algún día obtener. Sin embargo, ya le baje a la intensidad en esto de Facebook. Ya no busco parecer un "importante y reconocido autor" con frases rebuscadas sacadas de los confines de algún libro imaginario que mi mente aun no publica, o compartir imágenes que dejen en claro que soy "escritora".
Simplemente soy una muchacha que le gusta escribir y que busca su propia voz cuando cuenta una historia, en alguna revista, un texto o algún otro medio.

*Esta entrada no pretende ofender a nadie, únicamente busca compartir contigo una reflexión personal sobre la búsqueda de los 15 minutos de fama que erróneamente, todos pensamos ser merecedores al auto-proclamarnos escritores sin haber escrito mucho o casi nada.
Así nos pasó a la mayoría (no a todos, aclaro) cuando comenzamos, y está bien darse cuenta para reírnos un poco y evitar caer en los mismos errores en un futuro.

Como dijo un amigo: "Quieres ser escritor, eso implica buscar tu propia voz, tu propio estilo. Innovar y ver que funciona para ti. No imites el estilo de otros porque con el tiempo se va perdiendo tu esencia, y lo que amamos de los escritores consagrados es eso: la manera tan única que tienen para describir el mundo a través de sus palabras."

Mi amigo me saco una lagrimita :')

Y yo creo que tiene razón.


Nueva entrada, nuevo tema. Relájate, ve por un refrigerio o un taza caliente de café (o un vaso de café frió) y disfruta leyendo sobre: Álter ego


¿Alguna vez has escuchado la palabra Álter ego?
Tal vez si. Si no, no te preocupes, ahora mismo te daremos una idea general de su significado.

Un Álter Ego ("El otro yo" en latín) se refiere a la creación de una personalidad alternativa de nosotros mismos, con rasgos y actitudes que quizá, difícilmente aceptaríamos como propios en nuestra personalidad original. Es otra versión de nosotros mismos.

Dicho de una manera, un Álter-ego es un personaje creado a nuestro antojo. Ya sea por diversas circunstancias o momentos, crear un Álter ego puede ser una experiencia muy entretenida, pues te permite eligir que rasgos de personalidad te gustaría adoptar por un breve momento de tiempo sin dejar de ser tu.

El concepto de los Álter egos esta muy presente en la literatura y en los universos del cómic y la novela gráfica. La mayoría de los super-héroes, por ejemplo, tienen uno para cumplir con diferentes propósitos en su lucha contra el mal: Bruce Wayne, el millonario empresario residente de Gotham City utiliza su Álter ego (Batman) para enfrentar a sus enemigos por las noches y mantener la paz en su conflictiva ciudad. 
Peter Parker, el joven genio apasionado por la física, decidió crear a su Álter ego (Spider-man) con la finalidad de proteger a sus seres queridos de las perversas intenciones de sus enemigos.
(Incluso actúan como si fueran otras personas: Bruce es un poco mas social y Batman es la seriedad andando.
Peter es un poco mas introvertido en su vida cotidiana mientras que Spidy se muestra muy confiado, gracioso y desenvuelto cuando lleva el traje)

Quizá pienses que crear un Álter ego solo puede funcionar si estas próximo a adoptar la vida de la lucha contra el crimen. No es así. En ocasiones, muchas personas deciden utilizar un Álter ego en la vida real por diversos motivos: para tener mas confianza en su vida diaria, para entrar a un concurso literario, para ocultar su identidad al publicar textos (en caso de ser escritor... cof cof), para hablar en publico, para actuar, para sobrellevar la fama, para conocer gente nueva, y muchas otras situaciones que te puedas imaginar.

La función del Álter ego es servir como un apoyo para la personalidad original. Muchas celebridades utilizan a sus Álter egos para establecer los limites entre "la persona que actúa y esta bajo los reflectores y cámaras" y "la persona que conocen sus seres queridos y amigos". El verdadero ellos. 
El fallecido cantante, vocalista y fundador de Queen, Freddie Mercury empleaba este recurso en su vida. En el escenario, el hombre era una bomba de carisma y energía capaz de transmitir la pasión en cada una de sus presentaciones, pero de acuerdo a sus amigos (y según palabras del mismo Mercury) era un hombre muy tímido y reservado en su vida cotidiana.

La mayoría de las veces, los Álter egos desempeñan un papel importante en la vida de quienes los crean: enfrentarse a una situación en la que la verdadera personalidad pudiera salir lastimada (sea este temor real o imaginario) sin exponerse realmente al riesgo.

Usar un Álter ego puede ser de gran ayuda en nuestra vida, sin embargo, se debe tener cuidado de marcar claramente los limites entre "el otro yo" y nuestra personalidad. Saber donde termina el personaje y donde comenzamos nosotros.

¿Que te parece?

¿Tienes algún alter ego?
¿Como se llama?
¿Cual es la principal diferencia entre tu y tu Álter ego?







Hace pocos días, asistí a una muy pequeña reunión donde varias personas compartíamos nuestros intereses y aquello que en verdad nos apasionara. Parte de la actividad consistía en tomar una hoja con nuestro nombre y el tema sobre aquello que nos gustara con todo el alma (Yo elegí como tema "El proceso de inspiración para escribir"), lo anterior con el fin de pasarla entre los demás integrantes de la reunión para que pusieran por escrito sus dudas relacionadas con ese tema en particular. Cuando todos hubieran puesto sus dudas, cada uno de nosotros tenía que pasar al frente y responder todas las preguntas. Al final, todos aprendimos algo nuevo sobre los demás asistentes y sobre un nuevo tema del que quizá no nos hubiéramos imaginado conocer ese día.


Platico esto, porque en verdad me pareció muy interesante esta actividad y porque pude aprender sobre los intereses de algunos amigos y también porque pude hacerme una idea sobre lo que le llama la atención a otras personas.

A partir de esta entrada, me gustaría dar inicio a una serie de post relacionados con todas las preguntas (y las respectivas respuestas) que me hicieron a mí en la hojita de papel con mi nombre ** ¡hurra!**
La pregunta que encabeza la lista es esta:

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Créanlo o no, esta pregunta es muy frecuente cuando te dedicas a escribir (LOL).


La verdad yo comencé a escribir desde que era pequeñita, más o menos desde los siete u ocho años.

Lo hacía como un escape para poder expresar sentimientos a los que yo creía imposible darles voz. Era (es) la manera que yo encontré para decir aquello que me lastimaba el alma, lo que a mí me gustaba pero nadie quería saber, lo que temía, lo que amaba, lo que esperaba con ansias, en fin, escribir fue la voz que necesitaba para esos sentimientos tan difíciles de pronunciar.

Al principio, recuerdo que tenía una pequeña libretita que me servía como diario. Ahí apuntaba todo lo que me ocurría día a día (por eso se llama diario daah!). Según yo, lo escondía muy bien (porque seamos sinceros, hay cosas que preferimos guardarnos para nosotros nada más y porque me daba vergüenza que alguien pudiera leer mis pensamientos *oso mil*).


Quien sabe cómo, mi mamá y mi hermano siempre acaban por encontrarlo y al final hacían algún comentario al que solo era posible entender porque habían leído mis palabras. Al final, cansada de este tipo de situaciones, termine por abandonar la bella costumbre de escribir en un diario por un tiempo.

Cuando vas comenzando, no hay nada peor que alguien se atreva a leer lo que escribes sin tu permiso. Muchas veces, revelas tanto de ti mismo en esas palabras que sientes como si quedaras vulnerable ante cualquiera que encuentre tus escritos. Eso me pasaba a mí.


Comencé a tener la costumbre de destruir las hojas donde escribía (de lo cual me arrepiento muchísimo ahora) solo par que nadie leyera mis pensamientos. Tal vez ahora pienses "vaya tonta, entonces para que escribía en un principio si igual lo iba a destruir", y tienes razón XD

La verdad para mí era mucho más importante la sensación de libertad que me daba expresarme en papel, que las hojas con mi letra chueca para guardarlas. Por eso no me importaba destruirlas.

Con el tiempo, me fui dando cuenta que cada experiencia que vivía quedaba de algún modo registrada en esas hojas; aunque muchas cosas era imposibles revivirlas, con el simple hecho de leer mis palabras me hacía poder recordarlas tan vívidamente que parecía como si yo pudiera transportarme de nuevo a determinado momento de mi vida. Fue por eso que retome la costumbre de escribir en un diario.

Al día de hoy, llevo aproximadamente 13 años dentro de este maravilloso mundo de palabras y oraciones (un poco menos de manera profesional, pero esa es otra historia). Aunque aún me pone un poquitín incomoda que algún extraño se encuentre con mis palabras más personales en papel, he adquirido la costumbre de no destruir mi trabajo. Después de todo, me gusta poder encontrar mis pensamientos de hace 3 o 4 años atrás y sorprenderme (o avergonzarme) sobre mis opiniones, emociones e ideas locas que pude haber tenido en un momento particular de mi vida. Realmente, ya no me importa tanto sentirme un tanto vulnerable en este momento de mi vida.



Seguramente dentro de 2 años, me topare con esta entrada por ejemplo y estaré feliz de leerme como si de una extraña se tratara para poder observar cuanto habré cambiado a ese momento.
Aunque claro, lo anterior resulta imposible de predecir con seguridad XD
Gracias por leer.




—Cari Rodríguez



Es viernes, uno de mis días favoritos. El otro es el sábado, y por ultimo el martes. Por extraño que parezca, no me gustan los miércoles. Son los días más difíciles para mi reloj interno. Son eternos y cada minuto parece durar horas.

Lo mejor de los viernes son las horas como estas, donde puedo sentarme frente al ordenador por muchas horas seguidas a navegar por la red. Visito muchas páginas de artistas de fanart, algunos muy buenos y que logran impresionarme con su increíble talento.

Aprendo un poquito de cada uno de ellos. En lo que todos coinciden es que el talento no es un don, es una habilidad correctamente desarrollada. Algo así como escribir.

Tienen razón, pero me llega una duda de inmediato: ¿Se puede desarrollar una habilidad sin darse cuenta? Tal vez si, con base a la repetición los conocimientos se van quedando grabados en el subconsciente. Pero si no te das cuenta, esa habilidad no te ayuda mucho. Está ahí, pero no sabes que tienes esa habilidad. Es como si estuviera dormida.

Los viernes me obligan a reflexionar, ojala los demás días me obligaran a realizar algo diferente: que los lunes me hicieran crear algo nuevo, los martes a soñar un mundo nuevo, los miércoles que pasaran rápido, los jueves me ayudaran a mejorar en mi vida personal y los fines de semana que sirvieran para descansar. Ver la tele o algunas películas que llevo meses posponiendo.

Pido demasiado, estoy consciente de eso. En especial porque estoy inmersa en una rutina muy difícil de romper. Las rutinas asesinan sueños, son dañinas para la salud y para las personas.
Continuare navegando en internet, no hay mucho que hacer hoy.


Quizá preparar un café mientras escucho en el fondo las voces de la tele, o quizá veré videos de miedo para no dormir hoy. Ya las posibilidades saldrán poco a poco, al fin de cuentas es viernes, y los viernes no hay un plan escrito.


Hay veces en las que pueden más mis pretextos y me engaño para no tomar un pedazo de papel y ponerme a escribir.

Yo misma me saboteo y me impido continuar con la disciplina de llenar todas las noches (por lo menos) una hoja del cuaderno que esta específicamente diseñado para este fin.

Una de las excusas más típicas en mi es la clásica: "es que no se que escribir".
Cosa tonta, porque siempre hay algo que decir.

Si a ti te pasa lo mismo que a mi, no te preocupes, aquí está la solución que, en lo personal, me ha resultado de maravilla para eliminar ese tipo de bloqueo tan molesto.


Primero, consigue un lápiz y un trozo de papel. Puede ser también en computadora o en tu celular, no hay problema, pero al escribir en papel las palabras tienden a fluir con mayor facilidad (hecho psicológico o locura mía, no importa).

Comienza escribiendo sobre tu día, que sucedió, que te gusto, que te hizo enojar, etcétera. Generalmente de este tipo de actividades surge muchísimo material para continuar escribiendo varias páginas más.

Escribe sobre alguien que te guste, quizá alguien a quien acabas de conocer, algo gracioso que haya ocurrido con tus amigos, lo que sea que te invite a continuar tu narración hasta terminar.

Por último, (y si lo anterior no te convenció) escoge varias palabras al azar y a partir de ellas intenta crear una historia donde todas las palabras estén relacionadas entre sí.


Como ves, la inspiración para escribir esta en cualquier parte. De ejercicios tan simples como los que mencione arriba, se va creando la disciplina para continuar escribiendo todos los días sin poner más pretextos.


Continúa escribiendo, inicia hoy.


Un saludo y gracias por leer.


Toda mi vida a estado relacionada con el mundo de las letras.

Fue en el kinder donde los números me observaron con desdén para negarme formar parte de aquel selecto grupo de personas con amor hacia ellos.
Los instrumentos musicales, aunque más benevolentes conmigo me permitieron conocer un poco sobre ellos, pero por alguna razón mi estadía en su reino fue breve pero gratamente memorable.
Incluso para las artes plásticas (que a mi me fascinaban) según la voz de mis maestras resultaban inadecuadas para mi, (no coordinaba bien como para crear algo bello vaya).

Pero fueron las letras, donde con todo su cariño decidieron adoptarme bajo su tutela.
Las vocales se encargaron de ayudarme a comprender las maravillas que resultaba de mezclarlas con sus primas las consonantes: desde historias para contar el día a día, hasta aventuras relatadas de las mentes más maravillosas que yo tuviera la alegría de leer. 

Las silabas, los acentos, la ortografía y las metáforas, todos ellos miraban curiosos mi crecimiento.
Donde la imaginación no era censurada por voces con prejuicios que mataban la creatividad mucho antes de nacer. No.

Donde de un lápiz pueden surgir personajes, amigos, compañeros, héroes o enemigos. Todas las voces van surgiendo poco a poco y se pelean entre ellos para que les prestes atención y les dediques unas paginas para dotarlos de vida.

Porque conforme fui creciendo se fue acumulando una ira imposible de explicar con mi voz pero perfectamente clara cuando se plasmaba en papel. Fue la escritura la que en más de una ocasión me salvo de caer en las garras de la locura peligrosa, aquella que nubla tu juicio y atormenta tu alma de dolor contra el mundo y gracias a la escritura fui capaz de comprenderla y liberarme de ella.

Dicen los que me conocieron que llegue a ser una chiquilla muy enojona, que llevaba dentro un coraje con la vida que me impedía convivir plenamente. Eso no lo recuerdo, aunque hay pruebas de esos días escritos por mi puño y firmados en mi nombre.

Sea como sea, puedo vivir cada día mejor conmigo misma gracias a la libertad que me concedieron las letras en mi vida. Porque con la escritura he llegado a conocerme como persona, he logrado superar aquello a lo que tanto temía, he logrado llevar un registro de los maravillosos días que he tenido la dicha de vivir.

He amado
he odiado
he sufrido
he creado
he imaginado
he llorado
he inventado
he querido

Porque me salvaron cuando yo más lo necesitaba y me dieron consuelo para seguir adelante.
He vivido a través de las palabras y créanme que nunca terminare de agradecerles por haberle dado el sentido más hermoso de mi vida.


De todo corazón, Gracias.







Por muchos años estuve traumada porque no era como las personas de mi entorno.
Nunca fui normal, o al menos nunca encaje en el molde de normalidad impuesto por la cultura en que me crié.
Esa era (ya no) mi enorme preocupación a la que sabia tenia que enfrentarme durante toda mi vida.
Pero luego surge otra pregunta: ¿Como es que soy diferente? ¿Porque no he de ser como todos los demás?

Tengo dos manos, dos pies, un cerebro y un corazón. Biológicamente no soy distinta a mis congéneres humanos. Pero mis ideas me obligaban a sentirme excluida, a no ser parte del grupo. A soñar con un día en que las personas no me mirarán con ese gesto de pena y lastima. A ser una de ellos.

Creí que eran ideas mías, que el problema se debía a que yo era muy torpe para lograr integrarme, tener amigos como los demás compañeros de mis clases. Pasaron muchos años de soledad hasta que un día le platique mis inquietudes a mi mamá. No me ayudo aunque supongo que su intención fue hacerlo. Creo que en ese momento necesitaba con urgencia que alguien me dijera que era maravilloso ser diferente, porque a veces el mundo necesita un respiro de tanta normalidad y que a veces nacen personas como yo.

Nadie me lo dijo, incluso creo que nunca asistí a ayuda profesional para lograr comprender las maravillas de nacer diferente al resto. Sola me di cuenta, tal vez por eso me sabe tan bien el saberlo ahora. Que yo sola fui capaz de descubrirme y valorarme, de comenzar a pulir el diamante que podría convertirse aquel pedazo de carbón.

Porque son las personas diferentes (locos si los prefieren llamar ) los que no se agüitan* porque nadie los entiende, porque no cambian sus palabras con el fin de ser aceptadas. Porque tarde o temprano son ellos los que logran marcar una nueva tendencia en este mundo.

Descubrí en el mundo de las letras el medio perfecto para canalizar mis inquietudes, mis ideas, mis temores y mis rarezas. ¿y saben una cosa? no pienso abandonar jamás lo que más amo en esta vida.
Porque ya van casi 10 años desde que me prometí no volver a sentir vergüenza por ser diferente. Ni a dar explicaciones por hacer lo que a mi se me venga en gana. Muchísimas personas se reirán, pero a final de cuentas se reirían igual si hacemos aquello que aceptan como norma.

Porque yo te digo, aquello que nunca me dijeron a mi y que con gusto me hubiera encantado saber mientras crecía: eres de los pocos afortunados que están destinados a la locura.
Pero no locura mal entendida, me refiero a la locura que se disfruta, que se vive con orgullo. La locura de saberse diferente y no mortificarse por ello. De saber que algún día, serás tu quien se ria de los que se enorgullecían de ser como todos los demás, de los que prefirieron vivir burlándose de personas que se atrevieron a luchar por sus sueños. 

Porque es verdad, no soy normal. Y me siento muy orgullosa de no serlo.







Inspiración es la palabra que muchas personas le asignan a un trabajo bien elaborado cuando de arte se trata. No estoy de acuerdo.

La inspiración es solo el detonante para iniciar un proyecto que derivara a muchas horas de trabajo hasta lograr ser finalizado. 
Horas de desvelo que muchas de las veces no podrán ser recuperadas en favor de terminar con algo que uno mismo se ha propuesto.

Creo en la palabra inspiración, pero no creo que sea la única responsable para obligarme a escribir.
He encontrado a otros maestros (mucho más estrictos) que con el tiempo me han ayudado a mejorar poco a poco este hermoso oficio que escogí con todo el cariño y pasión del mundo.

La disciplina, el ser constante y tratar de seguir una rutina han sido fundamentales para continuar viviendo este sueño. 
La perseverancia para seguir intentando aún después de los errores que se cometen y que en ocasiones lastiman más que los golpes. 
La humildad, para saber aceptar las criticas y las opiniones de los grandes cuando ven alguna falta en mis jóvenes escritos y con su experiencia son tan sabios para compartir conmigo su punto de vista para buscar mejorar o evitar cometer alguna equivocación tan obvia o tan difícil de comprender para uno.


Después de encontrarme con un trabajo asombroso (dígase musical, literario, arquitectónico, etc.) no puedo evitar imaginar el tiempo invertido en su realización para el disfrute de un completo extraño como lo soy yo. Son horas y horas de trabajo duro por parte de su creador para lograr alcanzar un estado parecido al de la perfección y que sin embargo no se sienten como una carga pues se disfruta al hacerlo.
No lo puedo explicar, incluso podrán decir que mis palabras carecen de lógica pues algo que implica demasiados esfuerzos (o privaciones de otras actividades) no puede ser considerado una fuente de placer.
Déjenme decirles a esas voces que existe un placer irracional en hacer lo que te apasiona, en disfrutar como niño de aquello que amas, pero eso mis amigos, será tema de otra entrada.


Un saludo y muchas gracias por leer.




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La verdad que desde hace varios días no me sentía tan contenta y feliz como desde ayer en la noche.
Así que aproveche para dedicarle mis mejores horas al blog y algunas historias que por ahí están publicadas en varias plataformas de Internet y que son de mi autoria pero publicadas bajo un seudónimo.


Las personas utilizamos nombres diferentes cuanto por diferentes cuestiones no queremos que se sepa la verdadera identidad del autor por cuestiones personales, políticas o sociales.

Al principio, me negaba a utilizar un seudónimo pues no estaba segura de que nombre podía adoptar como propio y que fuera capaz de representar una parte de mi personalidad como autor de mis ideas. Aunque cada vez es menos frecuente por mi parte el uso de un nombre diferente al mio cuando publico, un nombre prestado de la imaginación (al menos en mi caso) aún conserva ese misterio por saber que piensan las personas de nuestras obras sin que ellos sepan que son nuestras. Creo que eso es lo que hace tan encantadores a los seudónimos. 

No diré cual era mi seudónimo pues de alguna manera seria traicionar a esa voz anónima que recibe los elogios (o las criticas) cuando me encuentro incapaz de hacerlo en mi nombre. Pero si puedo compartir algunas ideas que fueron candidatas para ser seleccionadas como posibles alternativas de un alias.

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