No supe que decir.
Había imaginado ese momento durante todas las tardes que
duro el verano, cuando ella estuviera sola sentada en el parque y yo llegaría
de pronto a charlar y hacerle compañía.
Había imaginado que el sol estaría resplandeciente en el
cielo, sin ninguna nube que le restara protagonismo en ningún momento.
Había imaginado que ese día el aire tendría un aroma dulce,
una combinación de su perfume y el fresco aroma de pino que habitaba por esos
frescos lugares.
Incluso había imaginado la ropa que ella llevaría ese día:
un vestido rosa con un coqueto diseño juvenil que sin duda le daría un aire
casual sin olvidar jamás su elegancia.
Cuando al fin llego ese momento, todos mis pensamientos se
fueron a la basura.
Ella estaba ahí, sentada con el libro de cubierta café en
sus manos, completamente sola.
Era el momento que tanto había imaginado
Lo que nunca imagine, era que yo me acobardaría en el último
instante.
Simplemente no supe que decir.
En silencio seguí mi marcha avergonzado, intentando
disimular el sonrojo en mis mejillas.
Ella nunca me vio, nunca supo que yo existía.
Nunca cruzo por su mente que había un hombre que paso todas
las tardes de verano imaginando un día de fantasía, donde solo ella era la
protagonista.
-Cari Rdz
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