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Doris la gata

Debo confesar algo: yo era de esas personas a las que simplemente con oír la palabra gato se les dibuja una expresión de desagrado total en la cara.
Hasta hace un año, yo era enemiga jurada de los felinos.
No me gustaba siquiera verlos, lo mio eran (y todavía, pero menos) los perros.

Pero (porque existe un "pero") todo cambio cuando Doris llego.

Yo no lo busque, solo se dio.

Una noche, mientras escribía a altas horas de la madrugada, una gata siamés comenzó a maullar afuera de mi ventana.
"-Gata loca, se confundió-" pensé y no le di mucha importancia.
Sin embargo, los maullidos continuaron de manera insistente  toda la noche.
Por la mañana la gata se había ido. (Ilusamente) pensé que no volvería y todo quedaría como una anécdota que compartir con la familia.

Pero no.

La misma escena se repitió por tres noches más, (TRES).
Cansada por sus maullidos, hice lo mas lógico que se me ocurrió: dejar entrar a un gato desconocido a mi cuarto en plena madrugada.

Al principio pensé que la gata me tendría tanta desconfianza como yo a ella, y simplemente se cansaría y se iría.
Para mi sorpresa, la gata entro a mi recámara por la ventana con absoluta confianza, como si nos conociéramos de toda la vida.
Poco a poco le fui perdiendo el miedo (porque seamos sinceros, me estaba muriendo por dentro al imaginar que el animal me atacara de pronto, o algo igual de dramático y estúpido como este pensamiento), pero eso tampoco sucedió.

La gata se tumbo en el suelo y comenzo a lamerse las patas (mientras yo la miraba desde el otro lado de la habitación todavía con recelo) hasta que termino y se quedo dormida.

Lo demás es historia: la gata se quedo en mi casa como nueva mascota de compañía.
En un principio, y por consenso familiar, habíamos decidido llamarlo "Dorian" (Por "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde) luego descubrimos que era hembra, así que mejor le pusimos "Doris" (LOL).
No tuve el corazón de llevarla a un refugio (ni de sacarla de nuevo a la calle), además, después de un tiempo me di cuenta que estaba entrenada para ir al baño en arena y avisar con maullidos cuando necesita salir al patio a hacer sus necesidades... y es muy cariñosa, ¿hace falta decir más?

Hace tres meses Doris tuvo hijitos, y ella me dio la oportunidad de acompañarla durante el parto (si, yo misma admito que lo ultimo se lee muy cursi, pero así fue).
Por cierto, ¡ya tengo otra gata! Se llama Richard Parker (en referencia al tigre que aparece en el libro y película homónima "Life of Pi"), es hija de Doris. (Eso de poner nombres a los animales nunca se me da, siempre les cambio el genero). Nunca antes había tenido un gato bebé como mascota, solo diré que son adorables.

Richard Parker
Nunca creí que un gato fuera tan cariñoso, fiel y noble como ellos me han demostrado.
Tengo que admitir que tenia muchos prejuicios contra estos animales (algunos infundados).

Solo espero que si alguien esta en una situación parecida a la mía, donde los prejuicios pesan mas que la razón, se de una oportunidad para conocer aquello que tanto cree que le desagrada y aprender sobre algo que quizá, únicamente rechaza por temor o ignorancia.

Un saludo y gracias por leer esta extensa entrada ñ.ñ

(yo) Cats everywhere 


No supe que decir.

Había imaginado ese momento durante todas las tardes que duro el verano, cuando ella estuviera sola sentada en el parque y yo llegaría de pronto a charlar y hacerle compañía.

Había imaginado que el sol estaría resplandeciente en el cielo, sin ninguna nube que le restara protagonismo en ningún momento.
Había imaginado que ese día el aire tendría un aroma dulce, una combinación de su perfume y el fresco aroma de pino que habitaba por esos frescos lugares.
Incluso había imaginado la ropa que ella llevaría ese día: un vestido rosa con un coqueto diseño juvenil que sin duda le daría un aire casual sin olvidar jamás su elegancia.

Cuando al fin llego ese momento, todos mis pensamientos se fueron a la basura.

Ella estaba ahí, sentada con el libro de cubierta café en sus manos, completamente sola.
Era el momento que tanto había imaginado
Lo que nunca imagine, era que yo me acobardaría en el último instante.
Simplemente no supe que decir.

En silencio seguí mi marcha avergonzado, intentando disimular el sonrojo en mis mejillas.
Ella nunca me vio, nunca supo que yo existía.

Nunca cruzo por su mente que había un hombre que paso todas las tardes de verano imaginando un día de fantasía, donde solo ella era la protagonista.


-Cari Rdz



"Hola, soy yo.

Esa que en ocasiones toma posesión de tu cuerpo y deambula por las calles fingiendo ser tu.

No, no es una broma. Es algo tan real como tenebroso. Tan macabro como puede resultar absolutamente maravilloso.

Soy el temor que alojas desde niña en tu cabeza, el miedo a hacer el ridículo frente a todos los que te rodean (aunque nadie te este observando).

Soy la que prefiere seguir de largo en la calle, a detenerse un momento a saludar a un conocido solo porque no sabes que carajos decir.

Soy la que transforma tu confianza en algo menos que un frágil pedazo de papel.

Soy la voz que con una facilidad increíble te convence de "mejor no intentarlo".

Soy la encargada de recordarte que constantemente te están juzgando, no importa lo que hagas o dejes de hacer.

Soy la que prefiere callar a hacer un comentario ingenioso, solo porque supone que "a nadie le va a gustar"

Soy la que te deja en ridículo cuando los nervios te consumen y no sabes como contar tus historias a la audiencia.

Soy eso y más. Soy todas tus inseguridades, todo aquello que te impide superarte.

Soy la otra.

La otra tú ¿pero acaso no eres tu la otra?

Esa que intenta fingir que no existo.

La que alardea de una supuesta confianza inexistente.

La que se siente juzgada por todos los seres a su alrededor.

La que camina tan derechita solo para ocultar cuanto teme equivocarse.

¿Quien es la verdadera?

¿Quien es la otra?

¿Quien soy yo y quien eres tu?"
-Cari Rodríguez 



"Eran las 3 de la mañana cuando desperté al escuchar el sonido de la maquina de coser proveniente del cuarto de mi mamá.

Me extrañaba tanto que decidiera volver a su trabajo de arreglar prendas ajenas para convertirlas en objetos prácticamente nuevos, sobre todo después de la muerte tan reciente de mi hermana menor: Lupita.

"¿Mamá?" pregunte bajito mientras entraba cauteloso por la puerta semi-abierta de su recamara, la habitación más escondida de la enorme estadía que mi familia había ocupado durante ya varias generaciones. "Mamita ¿que estas haciendo?"

-¡Cállate!- me grito soltando la tela que tenia en las manos -¿que no ves que tu hermana necesita su vestido?

Me quede mudo por la fuerza con la que me había gritado y su respuesta me dejo profundamente conmocionado.

Sin decir más, di media vuelta y regrese despacio a mi cuarto en la segunda planta de la casa. Cuando subía las escaleras, oi la voz de mi mamá platicando muy contenta con Lupita.

Sentí un escalofrió recorrer sin piedad mi columna vertebral al escuchar con increíble claridad la voz de mi difunta hermana quien curiosa e impaciente apresuraba a mi mamá a que terminará al fin el vestido.
"-¿Ya esta listo mi vestido, mamí?"


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Me aleje de la sala de urgencias con paso firme y llevando en la mano mi viejo paraguas.

Los doctores dijeron que el accidente había sido por causa de una distracción al conducir.
Una imprudencia el mandar un mensaje mientras aceleraba hasta llegar al limite permitido en la carretera.

Me sentí preocupada apenas me avisaron de su accidente: ¿Estará bien? ¿a donde iba con tanta prisa?
Llegue llorando producto de los nervios rezando a cualquier dios que quisiera escuchar mis oraciones. Ahí en la sala de espera, estaban sentados sus amigos. Se veían incómodos, como si mi presencia los pusiera en alerta. No había señales de sus padres.

"Sara..." escuche una voz a mis espaldas. No le di importancia y camine hasta la enfermera que preocupada anotaba el ingreso de los demás desafortunados pacientes sentada detrás de su escritorio.
-¿Señorita, como esta mi novio?- pregunte con un sollozo.
-¿Cual novio?- me contesto con un tono áspero y cortante.
-El chico que acaba de chocar en carretera...tengo entendido que lo trajeron para acá.
-Ah si, el muchacho del mensaje. Jovencita, su novio tuvo mucha suerte al no haber muerto. Tienen que ser más cuidadosos al mandar mensajes y conducir.

No entendí bien a que se refería, pero igual no le di importancia.
No quise sentarme con sus amigos, seguían observándome con incomodidad mientras susurraban entre ellos. Regrese sobre mis pasos y me senté junto a una señora que con fuerza sujetaba entre sus manos un rosario y murmuraba oraciones. Me sentía tan preocupada que sus palabras de alguna forma me calmaban un poco.

Cerré mis ojos y poco a poco me quede dormida. No supe cuanto pero desperté al escuchar una voz aguda y chillona preguntando a los amigos de mi novio que era lo que sucedía.
-Le mande un mensaje para que nos viéramos cuando saliera del trabajo- le explico a los muchachos que miraban petrificados mi reacción.

Había unido las piezas del rompecabezas.
No dije nada, únicamente me levante y camine con calma hasta la puerta del hospital, no tenia caso continuar ahí si la salud de mi ex novio no estaba en peligro.
Pude sentir la mirada altanera de la chica de rubios cabellos sobre mi cuando pase a su lado.

-Díganle por favor cuando despierte, que no mande mensajes cuando va en carretera. Se necesita ser estúpido para engañar a su ex novia y casi morir en el mismo día.


Me aleje de la sala de urgencias con paso firme y llevando en la mano mi viejo paraguas.




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