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Cada año en escuelas, casas y oficinas se festeja la tradición de hacer un altar para recordar a las visitas que vienen desde la tierra de los muertos para visitar a sus familiares aquí en la tierra. Algunas personas visitan los panteones para adornar con flores y ofrendas las tumbas de sus difuntos y recordar como si fuera una gran celebración todos los momentos de alegría que vivieron con los que ya no están con nosotros.


Debo confesar que de todas las fiestas que celebramos en México, esta es sin duda mi favorita.

En primer lugar porque absolutamente todo lo que pongas en tu altar tiene un significado muy bien definido. Y en segundo, porque la idea de que únicamente tengas un día para volver a estar con esa persona que ya falleció es un sentimiento difícil de explicar pero sumamente bello.

Siempre en broma les comento a mis padres que si llegará a morir antes que ellos, pongan en mi altar una variedad con toda la comida que me encantaba en vida (que es muchisima).
Para mi (¿mala?) suerte mi mamá dice siempre que no. Ella solo pone fruta en su altar de muertos (Guayabas, mandarinas y naranjas).
Yo siempre le digo (jugando, obviamente) que nunca la voy a visitar cuando este muerta, porque a ningún muerto le gustará regresar a la tierra solo para que le den de comer frutas en vez de un rico mole, pozole, tacos, o tortas. #PosOye

Sea verdad o no, o creas o no en estas cosas, lo importante es la oportunidad que se nos presenta estos dias para recordar con cariño a quienes ya no están con nosotros.
Decirles que nunca los vamos a olvidar y que siempre están en nuestros corazones.


Les deseo un increíble día de muertos para todos ustedes




Me ataco lo que se llama vanidad, ese  monstruo horrible que ataca a las personas que nos auto-proclamamos escritores y vamos por el mundo intentando convencer a los demás mortales de que se nos reconozca como a uno de los grandes de la literatura contemporánea. (Ja)

Es extraño, pero así fue. Comenzó de una manera sencilla, creando una página en Facebook con mi nombre y en el espacio donde te pide que describas de qué trata la página (artista, músico, cantante, etc.) Yo puse "escritor".

Me sentí grande, poderosa. Dije: "este es el primer paso para comenzar con mi vertiginosa carrera en el mundo de las letras, no hace falta más". "Soy la próxima estrella de la literatura mexicana, que digo mexicana, ¡latinoamericana!, no mejor: 'soy un futuro nobel de literatura que espera su momento de brillar´" :'D

Lo peor fue que cada palabra se instaló en mi mente, visitando esa parte de la personalidad que se cree superior a otros: el EGO.

Me convencí a mí misma de una manera tan increíble, que comencé a crear mi propia burbuja, ajena totalmente a la realidad.  Sentía que mis textos estaban al nivel de Vargas Llosa, Marques, Wilde, Saramago o Allende. (Pueden imaginar mi cara roja de vergüenza en este momento al recordar mi prepotencia °///° ) "Yo soy una escritora (que hasta ese momento no escribía mas que pequeñas historias en una desvencijada libreta que cargaba a todos lados y muy a veces en el blog) y merezco que el mundo me reconozca como tal" o al menos eso (creo) que pensaba. Patético, pero así fue.

Me preocupaba mucho la foto de perfil y de portada que mis potenciales seguidores notaran atractiva, lucir profesional ante todo (aunque el título de escritor lo llevara más que nada en el alma, no en hechos). Comencé a publicar en esa página frases motivacionales, de superación y citas de algunos de los personajes que mencione arriba. Ocasionalmente publicaba actualizaciones originales, textos "inéditos" exclusivos para los seguidores de Facebook. Contenido exclusivo para Facebook y no para mi blog. A crear imágenes con frases propias para firmarlas con mi nombre y compartirlas en un intento de que estas se volvieran virales y llegaran a más personas, para que me conocieran y me regalaran sus likes. Y comencé a caer aún más en este juego del EGO del que somos presas fáciles los pichones a escritores: el yo, yo y yo.

Ya con eso, suponía, tenía asegurado mi desarrollo y formación en el mundo de la letras.
Me sentía reconocida, importante, cuando alguna persona le daba likes a mi página, me seguía auto convenciendo de que mi "fama" como escritora estaba comenzando a regarse como pólvora en el cielo. Y sería la nueva estrella del mundo de las letras.

Ja ja y otro ja.

Más tarde que temprano, volví a la realidad.

Me di cuenta que había muchísimas personas como yo. Personas que rondaban entre los 20 y 25 años, de mi misma generacion más o menos, que también habían creado su propia página de Facebook, que también les gustaba escribir y que como yo, también se autoproclamaban (casi con mayúsculas para dar énfasis a la palabra) escritores, que con cada like a la misma, su EGO crecía tanto como el mío.
"¿Por qué tiene tantos likes? ¡Si ni escribe tan bien! Yo escribo mejor" *refunfuño*

El psicólogo Carl Jung afirmaba que aquello que nos disgusta en otros, es únicamente el reflejo de nuestra propia sombra. La proyección de aquello que nos molesta en nosotros mismos y que nos negamos a aceptar como propio.  Y de repente...¡BUUM! Ahí estaba mi respuesta.

Comencé a investigar (En lugar de ponerme a escribir) que era lo que hacían estas otras personas para tener un mayor número de likes en sus páginas con sus nombres. (Debo dejar en claro que mis "investigaciones" se concentraron en personas que rondaban mi edad y algunos mas jóvenes que yo) Para mi sorpresa, ninguno (o muy muy muy muy pocos) habían trabajado realmente sus habilidades de escritor. Casi todos hacían lo mismo que yo en un intento por parecer originales y sobre todo "profesionales".

Hacerse el interesante, guardar las apariencias todo el tiempo, publicar fragmentos de pequeños poemas para recibir elogios a nuestra capacidad literaria. Queremos fama rápido y la queremos ya. Hacer de todo menos escribir como se debe cualquier proyecto: una novela, un cuento, comprometerse en serio con un blog, con un poema, con un ensayo o con un artículo del tema que sea. Juzgar a otros solo para comparar la calidad de nuestro trabajo. Al menos eso es lo que sucede con las generaciones más jóvenes (incluyo la mía): creemos que con tener acceso a internet, y un numero alto en cuanto a seguidores en nuestras redes sociales, tenemos lo más que suficiente para ser escritores.

Y no. "Eso" queridos amigos no nos vuelve escritores en el sentido estricto de la palabra. Nos vuelve community manager de nuestra propia marca, de nuestra propia página en las redes sociales que no hace más que seguirle el jueguito al EGO buscando seguidores para que nuestro "Súper yo" se sienta apreciado e importante.

Estuve un tiempo con estas reflexiones internas, cavilando y cavilando, hasta que un día (y por casualidad) encontré el blog de Vida de escritores, un sitio que explica con gifs (en extremo cómicos, debo decir) esas situaciones que llegamos a pasar los que nos hacemos llamar escritores y los que son reconocidos como tales por otras personas.

Vida de escritores es la neta dicha con Gifs para bajarnos un poquito de las nubes y ponernos los pies en la tierra a quienes nos apasiona escribir, reírnos un poquito de nosotros mismos y de nuestro anhelo por creernos importantes cuando no hemos hecho nada para que se nos reconozca como tal. Vida de escritores es como su lema lo dice: "De la literatura o de cómo los escritores la destruyen".

La literatura ha pasado a segundo plano, lo que importa el día de hoy (o al menos como venimos entendiendo desde hace varios años el concepto de escritor) es cuantas personas te siguen en twitter, en Facebook o en cualquier otra plataforma que ayude a medir tu popularidad en cifras.

Por mi parte, olvide que el motivo de crear esa página de Facebook fue para compartir las entradas de mi blog, mi trabajo y mis textos. Hacerle promoción al pedacito de internet que yo había construido como mío y que guardaba en él, el esfuerzo de mis primeros intentos en el mundo de las letras. Me desvié del propósito central de la página y comencé a hacerme promoción sin nada que promover.

Aun me falta un millón de años para que mis textos tengan la calidad que aspiro algún día obtener. Sin embargo, ya le baje a la intensidad en esto de Facebook. Ya no busco parecer un "importante y reconocido autor" con frases rebuscadas sacadas de los confines de algún libro imaginario que mi mente aun no publica, o compartir imágenes que dejen en claro que soy "escritora".
Simplemente soy una muchacha que le gusta escribir y que busca su propia voz cuando cuenta una historia, en alguna revista, un texto o algún otro medio.

*Esta entrada no pretende ofender a nadie, únicamente busca compartir contigo una reflexión personal sobre la búsqueda de los 15 minutos de fama que erróneamente, todos pensamos ser merecedores al auto-proclamarnos escritores sin haber escrito mucho o casi nada.
Así nos pasó a la mayoría (no a todos, aclaro) cuando comenzamos, y está bien darse cuenta para reírnos un poco y evitar caer en los mismos errores en un futuro.

Como dijo un amigo: "Quieres ser escritor, eso implica buscar tu propia voz, tu propio estilo. Innovar y ver que funciona para ti. No imites el estilo de otros porque con el tiempo se va perdiendo tu esencia, y lo que amamos de los escritores consagrados es eso: la manera tan única que tienen para describir el mundo a través de sus palabras."

Mi amigo me saco una lagrimita :')

Y yo creo que tiene razón.




Lo que mejor se hacer es hacerme pendeja. Es un hecho (o al menos eso es lo que seguramente piensa mi mamá cuando ve que hago con mi vida de "escritura sin futuro").

¿Pero qué significa exactamente hacerse pendejo?
Es chistoso, pero esta palabra tiene tantos significados como personas que la utilizan a diario y sin darse cuenta.

Para algunos es un insulto imperdonable, algo que merece incluso agarrarse a los golpes para demostrar que tan equivocado esta quien osó llamarnos de esa manera tan despreciativa y quien dudo de nuestras capacidades de razonamiento y lógica. "Estas pero si bien pendejo"
Para otros más es una palabra tan común y carente de significado ofensivo que resulta más un tipo de adjetivo para reconocerse entre amigos muy cercanos. "Ese pendejo de ahí es mi hermano. Es bien chido."

En mi caso, una definición de pendejo es algo así como flojo que se niega a resolver sus problemas porque le gusta vivir con ellos. Le gusta invitarlos a quedarse en su vida tanto tiempo como sea posible, no importa que tan grandes o complicados se vuelvan, el pendejus conchudus (latín que me acabo de inventar) se complica la existencia porque le gusta sentir la adrenalina. Le gusta vivir con la preocupación de saber que tiene que resolverlo, pero siempre será mañana. El hoy es para disfrutarse, el mañana es para preocuparse.

Incluso la palabra pendejo tiene cierto toque prohibido al pronunciarla. Suena agresiva, demandante y con un aire de superioridad de quien emite la palabra a quien la recibe. Cuando los niños la dicen en presencia de un adulto es similar a escuchar la peor de las majaderías en nuestro idioma. Se les reprende a los infantes convenciéndolos de haber cometido una falta enorme al dejar escapar de sus labios una palabra tan sucia. ¿Sucia?

Los adultos la dicen con la mayor de las impunidades. Tal vez es uno de los pocos beneficios de crecer: el poder decir pendejo con la mayor de las libertades.

A nadie le gusta saber que los demás piensan que somos nos pendejos, nadie quiere ser un pendejo. Es malo para nuestro Ego el descubrir que nos tienen en la definición de pendejos.

Pero hay de pendejos a pendejos: están aquellos que son felices y que no lastiman a nadie con juicios de valor emitidos por creerse superior a los demás. Y están los pendejos que se creen superiores (por cualquier causa) que las personas a su alrededor.

¿Yo? Soy feliz sabiendo que tal vez soy una pendeja (tal vez si, tal vez no). ¿Y si lo soy qué problema existe? Soy feliz al compartir esta pequeña pero liberadora reflexión acerca de mi particular opinión acerca de la palabra pendejo.

¿Y para ti, que significado le das a la palabra pendejo?


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Después de una ardua labor de su servidora para la renovación de la imagen de este blog, podrán darse cuenta que la pagina sufrió grandes cambios. Nuevas secciones se incluyeron y dentro de poco algunas otras estarán disponibles en este espacio.

Entrando en tema, seguramente en algún momento de nuestra vida hemos tenido la oportunidad de viajar en camión para trasladarnos en la cotidianidad de nuestras rutinas a favor de llegar a tiempo a nuestros compromisos cuando por azares del destino es imposible hacerlo en un vehículo particular.



Entonces, el transporte publico es la solución a nuestro problema de traslado terrestre. Entre otras cosas, algunas de sus ventajas son:
  • Es barato (Por más caro que este el pasaje en la ciudad donde vivas, siempre será una opción muchísimo más económica para viajar grandes distancias dentro de tu ciudad). 
  • Ayudas al ambiente al no contribuir con gases tóxicos producidos por tu propio auto. 
  • ...
Bueno, realmente las únicas ventajas que puedo poner aquí son estas dos.

¿Que, estas loco?"

Entre las desventajas se encuentran:
  • Los camiones siempre van llenos. 
  • Exceso de ruido (en especial cuando se suben grupos de amigo(a)s y mandan al carajo la consideración por los demás pasajeros con sus risas chillonas y voces de pubertos desgañetados. 
  • Las personas que se suben como si fueran los dueños de la unidad y van gritando sus conversaciones como si a los demás nos importara
"No me importa"

  • Las rutas no siempre siguen la "ruta". A veces los camioneros se desvían (sin razón aparente) y rodean hasta quien sabe donde para ahorrar tiempo. 
  • No controlas el tiempo del recorrido que tarda el camión hasta llegar a tu destino. (Como mínimo, siempre tienes que salir una media hora antes de lo acostumbrado para cubrir cualquier eventualidad que se presente en el trayecto). 
  • Si eres mujer, desafortunadamente te habrá tocado una mala experiencia (Tocamientos inapropiados, hombres que no miden la distancia entre su cuerpo y el tuyo, tipos raros y miradas lascivas).
  • Algunos camioneros olvidan por completo el sentido común al momento de conducir. 
  • Otros van echando carreritas entre ellos mientras uno se sujeta con uñas y dientes al asiento mientras se encomienda a los dioses de su preferencia. 
  • Las personas que ya llevan rato en la ruta, inmediatamente te escudriñan con la mirada apenas pones un pie en el camión.

  • Aunque parezca increíble, las señoras son las más groseras en cuanto a buenas maneras y normas de convivencia se refiere cuando uno viaja en camión (lo digo por experiencia propia). Se la pasan empujando entre ellas hasta que encuentran un asiento libre y si eres de los pobres infortunados que va al lado de la ventana y a tu lado esta una señora, no te va a dejar pasar. Así le pidas permiso para pasar, la señora solo va a girar su trasero y te dejara un huequito minúsculo para que pase tu cuerpo con la mochila, el maletín, la bolsa, etc. Todo lo anterior sin quitar una cara de absoluto fastidio de sus rostros inanimados. A ellas no les importa que casi te rompas el cráneo haciendo malabares para pasar con tus cosas hasta la bajada del camión. Ellas simplemente no se mueven. Y cuidado las golpeas de manera accidental, porque se molestan y te dicen cosas feas (pendejo, idiota, baboso).
  • La bajada nunca es donde debería, siempre te dejan 3 o 4 cuadras adelante.




Aunque existan muchísimas más desventajas, no hay que olvidar que los camiones ó los medios de transporte colectivos existen para cubrir una necesidad que es la de trasladarse de un lugar a otro de manera más o menos segura sin gastar demasiado dinero.

Sin embargo, es importante recalcar que muchas de las desventajas de usar transporte publico que mencione arriba se deben a una mala cultura entre los usuarios. No todo es culpa del camión o camionero.

Si no te gusta viajar en camión ¡comprate un carro! Nadie te molestará y llegarás a tiempo a donde vayas sin la necesidad de culpar al camión.

Ahora, lo anterior no siempre es posible (como en mi caso) así que ¿porque en lugar de quejarnos no hacemos algunos cambios nosotros mismos para volver más llevadero el asunto?

  • En primer lugar, no olvides tus modales. Un "buenos días, tardes, noches" no te quita nada cuando te subes al camión. Tampoco olvides que quien maneja es un ser humano como tú, el (o ella) tal vez lleva muchas horas sentado frente al volante viendo caras e intentando cumplir con la ruta que le toca. Ser camionero/a es increíblemente complicado y un trabajo muy poco reconocido. No debería ser así.
  • Respeta los lugares asignados a personas con capacidades diferentes. Están ahí por una buena razón, no solo porque los que diseñaron el modelo del camión pensaron que se vería bonito pintar un par de asientos de un color diferente y con señaletica para indicar exclusividad de personas con capacidades diferentes.
  • Usa audífonos. Aunque no lo creas, los demás usuarios no creen que el ultimo éxito de tu artista favorito es "lo mas increíble que han escuchado en sus vidas". Realmente no les haces un favor al poner tu celular a todo volumen. -_-
  • Cede el asiento (no importa si eres hombre o mujer). Las señoras con 5 niños, 4 mochilas y 2 pañaleras te lo agradecerán. También los estudiantes que no pueden ni con su alma por cargar hasta con el gato para un proyecto de exposición con infinidad de cartulinas. Ni que decir de las personas mayores, ellos te lo agradecerán muchísimo, te lo garantizo.
  • Si la persona que esta junto a la ventana necesita bajar, párate y permitele que pase, no gires sobre tu trasero solo para mover tus piernas. No te toma mas de 3 segundos y así evitaras que pueda caer o le pegue a alguien más intentando no perder el equilibrio por el reducido espacio que le dejas para maniobrar.
  • Si vas de pie porque no te toco asiento y en tu espalda cargas una pesada mochila, colócala junto a tu pecho. Ademas de evitar que alguien con intenciones de tomar lo que no le pertenece de tu mochila, con esta acción permites que las personas que necesitan bajar lo hagan de manera mucho mas rápida sin que tu estorbosa mochila les impida el paso.
  • Planea tu bajada con anticipación. Resulta tonto querer que el camión se detenga cuando tu lo dices. Hay lugares específicos para que las personas bajen de la unidad sin peligro de ser atropellados por otros automovilistas. Si los camioneros no se detienen cuando tu quieres no es porque quieran hacer tu vida miserable, es porque evitan bajarte en un lugar donde resulta peligroso para ellos y para ti.
  • Siempre respeta el espacio de las demás personas. Que el camión este a reventar no significa que puedas recargar tu cuerpo contra el de la pobre chica que lucha por no perder el equilibrio y alejarse de ti por loco.
  • Si ves que una chica esta siendo molestada por otro hombre (y tu eres hombre) no seas malo; cedele tu asiento o ayudala para evitar que eso continué. Levanta la voz, haz algo; pero no permitas que eso siga. Las chicas pocas veces reaccionan de manera asertiva contra el agresor por miedo, porque realmente no saben que hacer o que decir o porque los demás reaccionan apoyando al agresor y minimizando su derecho a que su cuerpo sea respetado. Esto ni siquiera debería pasar, una mujer tiene todo el derecho de hacer escuchar su voz cuando alguien le falta al respeto. Recuerda que algo así le podría pasar a tu hermana, a tu novia, a tu mamá y no te gustaría que alguien les faltara el respeto a ellas.
  • Si eres mujer, no empujes como luchador de la WWE a todas las demás solo para alcanzar asiento. Respeta.

En fin, son algunas recomendaciones que se me ocurren para hacer más agradables los paseos en transporte colectivo. Recuerda que siempre tienes que ir muy atento a tu entorno en caso de enfrentar cualquier situación de emergencia en el trayecto.

Un saludo y espero les haya gustado.






Gracias por leer ñ.ñ


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