Una historia sobre el cambio


Hace unos días tuve un colapso emocional muy fuerte. Me pego muy cabrón la soledad, la tristeza, los sentimientos y todas las palabras que llevaba guardadas desde hace como 5 años (Una disculpa por las palabras un tanto fuertes para algunos, pero esta entrada esta escrita de una manera muy sincera y me gustaría mantener la fidelidad al texto original que escribí en mi sketchbook)

Me derrumbe por completo, estuve varios días con el animo por los suelos.
"Lo mas difícil de esto, era tener que aparentar que todo estaba bien con los amigos, compañeros y familiares". 

Imaginen esto: se sienten tristes (por cualquier motivo) y no quieren contárselo a nadie de sus amigos mas cercanos. Llegan a su hogar y su familia los recibe con una sonrisa, ellos los conocen mejor que nadie y saben que algo les molesta. Intentan acercarse a ustedes, pero ustedes no pueden (o no quieren) que nadie conozca el motivo de su pena. A lo mejor piensan que "eso" es tan tonto que la verdad no merece la pena molestar a otros con sus problemas tan "insignificantes".
Llega la noche, e inevitablemente llega la hora en que miran al techo de su habitación con el alma en un hilo. Quieren hablar, quieren que alguien los escuche, lo necesitan con todo su ser.
Pero no hay nadie.
Se sienten solos.
Y la soledad es una pésima compañía.
No hay palabras para expresar sus sentimientos (o quizá si hay, pero ustedes no las conocen) y eso se vuelve más frustrante.
Se sienten extraños, débiles y a lo mejor sienten rabia con ustedes mismos por reaccionar asi a "algo" que consideras de mínima importancia.

¿Podría tratarse de Alexitimia? ¿O simplemente a algunas personas se nos dificulta un poco más expresar lo que sentimos?

En mi caso, creo que se trata más de lo segundo.
Siempre se me ha dificultado mucho el comunicar a otras personas que es lo que sucede con mis emociones y sentimientos. 
Esto llega a convertirse en un problema cuando comienzas a aislarte poco a poco.
No tanto físicamente, más bien emocionalmente. 
Y eso si es un problema, porque la vida esta ahí y tu estas alejada de ella.
Y te privas de muchas oportunidades y de conocer gente nueva solo porque no sabes decir que es lo que sientes en e momento adecuado.

Luego, llega el día en el que ya no puedes más y necesitas ayuda.
¿Pero como pides ayuda si no sabes ni expresar que es lo que te pasa?
No es sencillo, porque tienes que viajar a tu interior para reconocer donde se origino el problema que te impide expresarte desde entonces.
Se necesita valor, mucho valor para enfrentar a los monstruos del pasado.
Es una lucha muy muy cabrona que te revolverá hasta la ultima célula de tu ser, pero créeme que valdrá la pena.
Vuelves a la realidad con una sonrisa, contenta, alegre. Te atemoriza un poco como será tu vida de ahora en adelante, pero estas feliz porque de alguna manera tienes la certeza que lo más difícil ya ha pasado. Luchaste, enfrentaste y lograste vencer esa herida que te paralizaba por completo. Que te impedía avanzar en tu vida.

"Sabes que cada pequeña victoria presente en tu cotidianidad es el resultado de un gran esfuerzo por hacer un cambio en tu vida".

De repente, sientes como si despertaras de un sueño.
Que las palabras fluyen con mucha mas facilidad que antes.
Que las personas a tu alrededor te entienden mejor (y tu a ellas).
Que no estabas tan solo como creías.
Que lo que sientes no es algo del otro mundo, te das permiso de experimentar a plenitud cada emoción que se presenta en tu vida (sea agradable o no). 

Y la soledad a veces llega de visita.
Pero ya no te atemoriza su llegada.
La recibes con una sonrisa y le invitas una taza de café.
Platicas con ella un rato, y su visita se vuelve más corta de lo planeado.
Se despide presurosa y contrariada, porque no sabe que ya has cambiado.

Ese cambio fue (y será) siempre para bien.


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