Llego la tarde como otros días, pero hoy tu ausencia se sentía como cuando te marchaste aquel fatídico día.
Camine con cuidado hasta quedar debajo del árbol que con tanto amor hubieras cuidado. No lo reconocerías: se ha marchitado desde su raiz hasta la ultima de sus ramas, ya las hojas lo han abandonado, del color verde que tanta paz te transmitía solo queda el recuerdo en espacio de la vista.
Ahí me senté, observando en silencio a los pajarillos revolotear en busca de alimento.
Comencé a llorar, a derramar lagrimar de dolor, de rabia, de tristeza, de agonía.
Todo en silencio, respetando aquel deseo tuyo de no compartir con el mundo el nombre de mi amado.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

No hay comentarios:
Publicar un comentario