La vida, esa pequeña puta a la que tanto amo.
La que con el tiempo se ha vuelto lo mismo que intransigente como benevolente.
La que no perdona mis errores pero se muestra piadosa para permitir intentar mis locas ideas.
Vida, te he de ser sincera: a veces no se de que manera vivir.
A veces me encuentro confundida y eso me impide actuar como me gustaría.
Lo hice en el pasado pero realmente ese comportamiento ya me ha cansado.
Hice las pases contigo, con mi pasado y con mis prejuicios.
Te tuve tanto temor que incluso llegue a creer que se trataba de respeto.
Y es que tu hijo, el tiempo, me ha regalado una visión maravillosa de mi futuro.
Me siento afortunada, pues realmente no muchos mortales tenemos la oportunidad de ver el resultado de nuestras acciones en un plazo no tan próximo como lo es el presente.
Continuando con las sinceridades, he de confesarte que no me gusto lo que vi.
No quiero "eso" como mi vida. No quiero terminar como se "supone" debe ser.
La única manera que se me ocurre para evitar mi futuro es hacer hoy lo que tanto he evitado: vivir a mi manera.
No vivir a la manera que cree mi mejor madre .
No vivir a la manera que cree mejor mi padre.
No
Vivir con mis demonios sin temerle a sus ocasionales travesuras.
Vivir con la certeza que el tiempo es lo único que poseo, pero por instantes. Así, es mío pero por una brevedad tan atemorizante que incluso el más bravo guerrero le temería al alcance de sus poderes.
¿Será difícil de entender este texto? Sin duda, así se planeo que fuera.
Pero yo busco un medio para compartir estas palabras. Quiero que sean interpretadas al antojo y necesidad particular de cada individuo.
Sean de utilidad o no.
La vida, esa pequeña puta a la que tanto amo.
La que tantas alegrías me ha brindado
y la que otra oportunidad
generosamente me ha regalado.
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